¿Quién inventó la copa menstrual?
La historia de la Copa Menstrual es más antigua de lo que piensas, ya que el uso de productos para la higiene femenina se remonta desde finales del siglo XIX.
Sin embargo, el tema de “¿cómo tratar los días de menstruación?” ha sido una discusión tan arcaica como la misma Eva.
Para el mundo, el tema de la sangre menstrual ha sido por siglos un tabú, una situación para esconder o que genera repulsión.
Por ejemplo, en la antigüedad se le relacionaba con supersticiones y enfermedades. Para los cazadores había un riesgo de contaminarse con la sangre y que esta pudiese atraer animales.
Mientras que en la India se le hacía un rito de purificación a la mujer donde debía frotarse los dientes, hacer gárgaras y lavarse manos y pies para después sumergirse doce veces en el río y revolcarse en estiércol, luego meterse al agua de nuevo por 34 veces y repetir.
Difícil de creer, pero cierto. Esta fue la realidad de millones de mujeres por muchos años.
No fue sino hasta la actualidad que el ciclo se ha logrado ver como parte de la naturaleza femenina y se ha tratado de manera abierta y sin tapujos.
La menstruación ha brotado y se ha convertido en un factor de autoconocimiento y poder para la mujer.
El primer diseño de la Copa Menstrual
Las primeras ideas de la Copa Menstrual comenzaron a verse en 1867, cuando en vista de las pocas opciones que tenían las mujeres para manejar su regla se elaboró un diseño que permitiera a la sangre caer directamente en un recipiente.
Pese a ser una novedoso, el producto era bastante incómodo, ya que constaba de unas cuerdas amarradas al cuello que sujetaban la copa justo en la zona de la entrepierna.
Otra opción era un cinturón grueso y pesado que sostenía el recipiente, o sea, nada cercano a la comodidad o practicidad.
No fue sino hasta la década de 1930 que Lester. J. Goddard patentó la primera copa menstrual como la conocemos, obviamente en materiales muy diferentes. Aunque durante ese periodo de tiempo se registraron otros diseños que cogieron más reconocimiento.
Leona Chalmers
Si has investigado un poco sobre la Copa Menstrual habrás leído o reconocido más fácil este nombre.
Se trata de Leona Chalmers, actriz estadounidense, que el 3 de agosto de 1937 patentó el “receptor catamenial”, fabricado con goma primero y caucho vulcanizado después, la primera Copa en ser comercializada.
Aunque al principio las mujeres se encontraban un poco reacias al tema, su llegada generó toda una revolución femenina, para bien o para mal, dado que representaba tener contacto directo con la vagina y la sangre.
Dado a que la copa de L. J. Goddard no tuvo visibilidad, fue Chalmers quien se llevó todo el reconocimiento con su patente. Nada mejor que productos hechos por mujeres para mujeres.
Regresos intermitentes
Con el bum de los productos en algodón de un solo uso, como los tampones y las toallas por el éxito de marcas como Tampax, la Copa Menstrual quedó atrás. A Chalmers le tocó parar la producción.
En los años 50 la creadora decidió resurgir apostándole a la publicidad educativa y asociándose con una gran empresa, pero nada surgió efecto, las mujeres no querían usar métodos tan directos como la copa ya que la consideraban incómoda, pesada y rígida. La distribución paró en el 73.
Debido a los malos comentarios recibidos en los años anteriores, en los 80 regresó de nuevo nuestra amiga, pero esta vez, de un material más cómodo y amigable con el cuerpo, el látex. Ahora sí, había más fans.
20 años después, se le dio la bienvenida a la silicona grado médico, la reina dentro de los materiales más adaptables y seguros.
Aunque su uso no era muy comentado o reconocido, ya se hacía más sencillo poder experimentar.
Llegó para quedarse
En la actualidad de a poco, con pedagogía y buena información, la Copa Menstrual se ha convertido en la opción número 1 de millones de mujeres alrededor del mundo, quienes no le temen a conocer y explorar su propia naturaleza, que les apuestan a métodos amigables con el medio ambiente y a la economía de su cartera.