Pobreza menstrual
En todo el mundo millones de niñas, adolescentes, mujeres y personas menstruantes viven en contexto de pobreza, marginación y aislamiento por la falta de los insumos de la gestión menstrual: toallas higiénicas, tampones, protectores diarios, ropa interior y la copa menstrual. La carencia de estos tiene consecuencias para la vida y salud de las usuarias: afecta su economía, disminuye la capacidad para hacer frente a complicaciones en la salud, la higiene y el autocuidado.
La pobreza ya no es un fenómeno exclusivo de unos grupos sociales, cada vez nos damos cuenta que tiene diferentes matices de los que no éramos conscientes, está ahí, no nos damos cuenta y le está pasando a la mitad de la población mundial y es la pobreza menstrual, algo que se evidencia aún más en las zonas rurales que no tienen acceso a la información, ni los recursos o la posibilidad de ir a comprar todos los elementos de higiene intima femenina.
La pobreza menstrual la componen tres factores:
Falta de acceso a los productos de gestión menstrual:
Ya sea por falta de dinero o por no tener acceso a un punto de venta para adquirirlo (hay muchos lugares en donde por ejemplo no venden la copa menstrual) pero tal vez puedan encontrar toallas higiénicas.
Falta de educación menstrual de calidad:
La educación que brindan las instituciones educativas no es suficiente y la información es escasa, donde solamente les hablan a las mujeres y excluyen al género masculino, además de la falta de objetividad y de presentarla de una manera amigable, natural y sin exclusión.
Falta de acceso a las instalaciones adecuadas:
Esto es un fenómeno de servicios básicos: que se tenga acceso a un baño privado, agua potable todos los días, acceso a gestión de residuos.
La falta de acceso a productos de higiene menstrual puede derivar en enfermedades como infecciones por hongos y bacterias, no cambiar las toallas sanitarias con frecuencia contribuye a la retención y humedad lo que acelera el crecimiento de microorganismos nocivos, altera el pH natural de la vagina, produce infecciones en el tracto urinario que muchas veces terminan en complicaciones graves y esto además de ser una problemática relacionada con la desigualdad de género también está relacionada con el alto costo de estos productos.
Colombia se convirtió en 2018 en el primer país en América Latina en quitar el IVA a las toallas higiénicas y tampones y luego se le unió México donde las mujeres pagaba un 16%. El impuesto más alto en América Latina lo tiene Uruguay, un 22% y le sigue Argentina y Chile con un 19%.
En Argentina se está luchando para que no solamente se elimine el IVA, sino que haya gratuidad, en Chile y Guatemala hay una propuesta de ley, esta lucha es muy reciente. En el mundo solo hay 21 países que han logrado eliminar o reducir este impuesto.
La pobreza es uno de los factores que hacen que las mujeres no accedan a los productos adecuados para gestionar su menstruación y esto afecta a su salud y bienestar emocional, esto obstaculiza el acceso a derechos, como las personas en situación de calle ¿Cómo gestiona la menstruación? ¿A qué baño van? ¿Tienen dinero para comparar los productos? Acceden a elementos como plástico, papel periódico o cartón o deben decidir entre comer y comprar los productos de gestión menstrual.
Para muchas mujeres la menstruación es un obstáculo en sus actividades diarias y por eso también se debe educar y eliminar el estigma y el tabú en torno a la menstruación.